Las ofertas son tentadoras y la variedad no tiene límites. Los grupos creados en la red social Facebook para comprar y vender cosas son tan diversos como dignos de sospechas, ya sea por el tipo de producto que comercializan como por los precios llamativamente bajos de algunos artículos. Por esa razón, se han convertido en materia de investigación policial.
Son tres las áreas de Dirección General de Investigación Criminal y Delitos Complejos las que se encargan de esa tarea. Desde el año pasado, las divisiones Sustracción de Automotores, Delitos Contra la Propiedad y Delitos Telemáticos y Económicos comenzaron a investigar las publicaciones que se realizaban en los incontables grupos de la red social que tienen fines comerciales.
Basta con echar un vistazo por algunas de las fotografías que se comparten para cuestionarse: ¿Es legal vender eso? ¿Por qué el precio es tan bajo? ¿Alguien controla que lo que ofrecen no sea robado? La respuesta es que es prácticamente imposible supervisarlos. Fuentes policiales, que pertenecen al equipo investigadores, explicaron que las oficinas judiciales de Facebook funcionan en Estados Unidos. Por esto, solicitar información confidencial sobre las publicaciones es un trámite tan engorroso que requiere la intervención de Interpol.
Variedad
Armas de fuego de todos los calibres, municiones, partes de motos y autos, celulares y electrodomésticos son algunos de los productos que se exhiben en estos grupos virtuales. “¿Qué ofrecen? Creo que es del Bora”, publica un usuario con la foto de una insignia de Volkswagen. Otra persona exhibe un busto de bronce de Eva Perón, por el que pide $ 11.000. Las respuestas no tardan en llegar. “Andá a laburar”, comenta un usuario. Mientras que otro lanza una sospecha: “Apareció la que faltaba de la plaza”.
Lo que desconocen los ofertantes es que los ojos de la Policía están posados sobre ellos. “En las investigaciones se toma mucha información de esta red social, analizamos todo”, advirtieron las fuentes. A partir de estas publicaciones de Facebook, los investigadores pudieron identificar delincuentes, desarmaderos de vehículos y otros elementos que habían sido robados tanto en casas como en la vía pública. Sin embargo, las fuentes prefirieron no difundir demasiados detalles del trabajo porque la investigación todavía está en curso.
Exhibición
“A los delincuentes les gusta mostrarse en Facebook con dinero, armas y mujeres, les gusta exhibirse”, resaltaron las fuentes. Y ese deseo de exhibición puede convertirse en una trampa.
Fue el caso de un asaltante que baleó al comerciante Marcelo Cabrera en la avenida Colón al 1.100, cuando le robó la mochila, el 19 de octubre del año pasado. La víctima aportó la descripción física del delincuente, así como el arma que portaba y la moto que usó para huir. Tiempo después, el asaltante compartió en Facebook una foto donde se lo veía en esa misma moto y posando con el arma que usó para herir a Cabrera. Sólo faltaron averiguar un par de datos más para encontrarlo. “Todavía está detenido y descubrimos que tiene un montón de causas”, destacaron las fuentes.
En un hospital
Pero las redes sociales no son las únicas trampas virtuales para los delincuentes, sino que otras páginas dedicadas a la compra-venta de distintos artículos también pueden convertirse en anzuelos. Es el caso del médico Marcos Sebastián Arrieta, quien trabaja en el Centro de Salud y el 6 de diciembre del año pasado denunció el robo de su auto.
Según consta en la denuncia, un cuidador de autos que trabajaba en la playa de estacionamiento del hospital fue a buscarlo a su departamento para pedirle que lo llevara a Lastenia en su auto, un Citroen C4, porque no tenía dinero para el boleto del colectivo. El médico conocía al cuidador, que fue identificado como Juan Abregú, y tenían la confianza suficiente para acceder a concederle el favor. Fue así que salieron juntos a la ruta. Al llegar a la rotonda que conduce al hospital del Este, Abregú le habría pedido que detuviera la marcha para bajarse a orinar. En ese momento -según la denuncia- subió otro hombre al auto y amenazó al doctor con un cuchillo.
Cuando Abregú regresó al vehículo, Arrieta advirtió que el asaltante y el cuidador eran cómplices. Este último se habría ubicado frente al volante, iniciando un raid delictivo que consistió en llevar al médico a distintos cajeros automáticos para que extrajera dinero.
Al llegar a la ciudad de Alderetes, y sin haber conseguido efectivo en ninguno de los bancos, la víctima enfrentó al cuidador y se negó a volver a subir al auto. El segundo asaltante se habría puesto nervioso y habría amenazado al médico para que no lo denunciara. Después, ambos huyeron en el Citroen y dejaron abandonado al doctor.
Según pudieron establecer los investigadores, Abregú sería el primer eslabón de una cadena delictiva que tendría la capacidad operativa para conseguir o falsificar la documentación necesaria para concretar una venta ilegal de vehículos simulando estar dentro de la ley.
Estafado
La investigación policial avanzó con el correr de los días y, con ella, fueron apareciendo datos. Fuentes policiales señalaron que lo primero que se corroboró fue la identidad del cuidador, quien habría estado prófugo del penal de Villa Urquiza, donde debía cumplir una condena por robo agravado.
También se constató que su hermano trabajaba como camillero en el Centro de Salud y que -según las fuentes- anteriormente colaboró con el robo relámpago de la camioneta de la médica Lidia Catalina Hortt Anapol. La profesional también trabajaba en ese hospital y le habrían sacado el vehículo para cometer un serie de robos en la zona este de la capital.
Las fuentes descubrieron que los delincuentes estaban registrados en la página de internet OLX, un sitio utilizado para la compra y venta de diferentes artículos. En ese portal habían ofrecido el auto de Arrieta por un valor de $ 120.000, una suma bastante inferior a su precio real. No tardó en aparecer un comprador, quien desembolsó los $ 120.000. Pero esa persona fue contactada más tarde por los investigadores, quienes le comunicaron que el auto había sido robado y perdió todo su dinero. El médico, por su parte, recuperó el vehículo. Respecto al cuidador de autos, es el único detenido y la Policía busca a sus cómplices.